El otoño está una vez más en la puerta. Después vendrá el invierno y con él regresan los temidos resfriados o incluso la gripe. Es posible que ya te estés resignando a pasarte parte del invierno con la nariz roja y moviéndote como un zombi bajo los efectos de los antigripales…

Pero esto no tiene por qué ser así. La alimentación tiene un papel fundamental en el fortalecimiento del sistema inmune. Si tomas medidas a tiempo para aumentar tus defensas, es perfectamente posible que logres conjurar estos molestos catarros o, si no lo consigues del todo, al menos limitar su duración y mitigar sus síntomas.

La importancia del sistema inmune

Nuestro sistema inmune, lo que llamamos comúnmente las "defensas", es fundamental para protegernos de todo tipo de enfermedades. Se ocupa de neutralizar virus, bacterias nocivas u hongos y resulta, por lo tanto, fundamental para nuestra supervivencia.

Un sistema inmunitario debilitado no sólo será menos eficaz a la hora de enfrentar las infecciones, sino que además puede causarnos otro tipo de problemas. Por ejemplo, si se encuentra sobrecargado, puede empezar a actuar de forma errática atacando a nuestras propias células. La consecuencia son las alergias o diferentes enfermedades autoinmunes.

Por ello, especialmente en esta época que comienza, es de suma importancia que te alimentes correctamente. Así lograrás aumentar tus defensas, para que funcionen de manera óptima.

Cómo aumentar tus defensas a través la alimentación

Una de las mejores maneras de fortalecerte es mediante una correcta alimentación. Es decir, una forma de comer saludable y variada, que te aporte todos los nutrientes necesarios y evite aquellos alimentos que no te convienen.

Eso implica, normalmente, que sigas una dieta rica en vegetales de todo tipo y alimentos densos en nutrientes. También deberás reducir el consumo de azúcares, grasas hidrogenadas y productos procesados. No obstante, existen algunos alimentos que son especialmente útiles para aumentar tus defensas.

Probióticos y prebióticos

En un post anterior ya expusimos en profundidad la importancia que tienen las bacterias probióticas en nuestro estado de salud general y por supuesto en el del sistema inmunológico. Por lo tanto, para aumentar tus defensas, es importante que consumas de manera regular fermentos vivos, no pasteurizados, que las contienen.

Igualmente debes mantener a estas bacterias beneficiosas correctamente alimentadas. Esto puedes hacerlo consumiendo verduras y hortalizas prebióticas. Es decir, aquellas que fomentan el desarrollo de una flora intestinal sana.

En muchos artículos y publicaciones al respecto, te recomendarán que tomes vegetales exóticos o difíciles de conseguir como la alcachofa de Jerusalén, el tupinambur o el diente de león. Pero en realidad tenemos muchas verduras prebióticas autóctonas que cumplen exactamente la misma función.

Especialmente destacables son las del género allium, que incluyen la cebolla, el ajo, el puerro o las cebolletas, entre otros.

Estas aliáceas tienen ya de por sí una actividad estimulante para el sistema inmunológico, además de una acción antiséptica y descongestionante.

Otras verduras prebióticas son las achicorias (entre ellas están la endivia y la escarola), los espárragos, las alcachofas y las pastinacas. De estas últimas tenemos una representante muy popular en la zona de Levante, llamada chirivía.

Especias

Muchas especias no sólo añaden sabor a tus platos y guisos, sino que además pueden resultar fundamentales para aumentar tus defensas de cara al invierno.

Contienen compuestos aromáticos y flavonoides que, en pequeñas cantidades, pueden tener efectos muy beneficiosos para tu salud. Son antioxidantes y antiinflamatorios. Esto último es muy importante, pues reduciendo la inflamación evitarás que tu sistema inmune tenga que dedicarse a combatirla, en vez de ocuparse de otras amenazas.

Entre nuestras hierbas aromáticas más beneficiosas están el tomillo, el romero, la salvia, el orégano o el comino. De las de ultramar destacan la pimienta, la canela, la cúrcuma o, una de las máximas estrellas para aumentar tus defensas: el jengibre.

Esta raíz de origen asiático contiene unos compuestos químicos llamados sesquiterpenos. Estos atacan a los rinovirus, que son la familia más común de los patógenos causantes del catarro.

El jengibre tiene también un potente efecto antiinflamatorio, además de ejercer un efecto beneficioso sobre el intestino.

Cítricos

Seguro que, en más de una ocasión, te has tomado un zumo de naranja, porque te han dicho que la vitamina C ayuda a prevenir los resfriados. Y efectivamente es cierto. Es más, la naranja también contiene betacarotenos, que son los precursores a partir de los cuales nuestro cuerpo puede fabricar vitamina A.

Esta última fundamental para mantener en buen estado tus mucosas, entre ellas la intestinal. Recuerda que tu mucosa intestinal es la barrera natural que evita que organismos patógenos puedan llegar a tu sangre y sobrecargar el sistema inmune.

Pero no sólo las naranjas ayudan a aumentar tus defensas.

Son beneficiosos todos los cítricos, pero si hay uno que destaca especialmente es el limón. Su efecto antioxidante es bien conocido. De hecho, es habitual poner unas gotas de limón a manzanas, aguacates u otros vegetales para que no se oxiden y se pongan marrones.

Pero el limón además tiene otra ventaja: contiene muy pocos azúcares. Esto evita que su zumo te provoque una subida de azúcar, algo que sí ocurre con el jugo de otras frutas, las cuales es mejor que consumas enteras en vez de exprimidas.

Setas

Las propiedades medicinales de las setas son conocidas en la medicina tradicional china desde hace milenios. Algunas variedades como las shiitake y, especialmente las setas reishi, pueden ser unas excelentes aliadas para aumentar tus defensas.

Se cree que lo que hace especial a la seta reishi es que contiene un tipo de moléculas de azúcar que en su estructura se asemejan a las paredes celulares de algunas bacterias. Esto tiene un efecto estimulante sobre nuestro sistema inmunitario, que se pone en alerta a modo de "entrenamiento", pero sin causar daños a la salud.

Las setas además provocan un incremento en la producción de citoquinas, unas células especiales que ayudan a combatir las infecciones.

Miel

La miel, así como otros productos elaborados por las abejas como el polen, el propóleo o la jalea real también pueden ayudarte a fortalecer tu sistema inmunitario. Todos solemos tomar miel cuando tenemos un catarro, ya que, por su textura cremosa, calma la irritación de las mucosas de nuestra garganta y nos aporta energía y vitalidad.

Pero la miel es además un poderoso agente antioxidante y antimicrobiano, que puede actuar de forma preventiva contra las infecciones respiratorias. Sólo es importante que la tomes en pequeñas cantidades, ya que está formada casi en su totalidad por azúcares. Elige de preferencia la miel cruda, pues esta mantendrá intactas sus propiedades.

Más consejos para aumentar tus defensas

¿Te gustaría saber más sobre cómo pueden beneficiarte algunos de los alimentos que hemos mencionado en ese post? Tal vez ahora, que ya pasas más tiempo en casa porque se está acabando el verano, es un momento perfecto para leer algunos excelentes libros que te darán todas las claves para aumentar tus defensas antes de que llegue el invierno.

Estos son algunos títulos interesantes que te recomendamos y que puedes encontrar en nuestra sección de libros:

  • Aumenta tus defensas, método del Dr. Sagrera
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  • Cómo cura la miel, de Guillermo López
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  • Cómo cura el limón, de Francesc Fossas
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  • Cómo cura el ajo, de Josep Llluis Berdonces
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  • Cómo cura la cebolla, de Francesc Fossas
    cómo cura la cebolla

Consumiendo todos estos alimentos beneficiosos para tus defensas, seguro que fortalecerás a tu cuerpo para que esté preparado para las inclemencias del tiempo que se avecina.

Sin embargo, nunca olvides que es también fundamental que lleves una dieta variada y equilibrada durante todo el año. Nunca podrás sustituir una buena alimentación con suplementos o superalimentos como los mencionados anteriormente. No importa lo potentes que sean.

No obstante, combinando ambas cosas, podrás obtener los mejores resultados y así al fin podrás disfrutar de la belleza de las estaciones frías y olvidarte de los pañuelos.