¿Sufres a menudo de manos y pies fríos en invierno? Si es así, seguro que lo has intentado todo: calcetines gruesos, hacer ejercicio, ponerte calentadores… Todas esas cosas sirven durante un rato, pero rápidamente el frío vuelve a invadirte.

Lo que quizás no sepas, es que tu alimentación puede tener una influencia muy importante sobre tu temperatura corporal. Por eso, hoy te traemos los mejores consejos sobre cómo alimentarte en invierno, para que no vuelvas a sufrir de manos y pies fríos.

Consume alimentos ricos en Vitaminas

Con el frío del invierno es importante que reforcemos nuestro sistema inmunitario. Debemos además asegurarnos que todas nuestras funciones metabólicas funcionen a pleno rendimiento.

Para ello, es importante que nuestra dieta incluya suficientes vitaminas. Las que más nos van a ayudar a la hora de enfrentar las bajas temperaturas y evitar las manos y los pies fríos, son la vitamina E y las de la familia B (B1, B2 y B3, también llamada niacina).

La Vitamina E la puedes encontrar sobre todo en alimentos como semillas, frutos secos y hierbas aromáticas. Así mismo la contienen algunas verduras, como el pimiento o la espinaca. El aceite de oliva virgen extra también es una excelente fuente de vitamina E.

En esta Web puedes encontrar una lista más amplia de alimentos comunes que contienen Vitamina E.

En cuanto a la vitamina B, se encuentra sobre todo productos de origen animal. También en las legumbres, los cereales integrales y los frutos secos. Aparece igualmente en las setas y algunas frutas y verduras. Más información aquí.

Pucheros e hidratos de carbono contra manos y pies fríos

¿Quién no ha entrado en calor tras una buena sopa o algún plato de cuchara? El sentido común nos dicta que en invierno es deseable y reconfortante que nos alimentemos con guisos calentitos, cocinados a fuego lento y llenos de nutrientes.

Pero no sólo la temperatura a la que están los alimentos que comemos es relevante. También lo es la propia naturaleza de los mismos. En este sentido, los hidratos de carbono de absorción lenta serán unos estupendos aliados para que el frío no te haga sufrir.

Puedes encontrarlos en las legumbres, el arroz y los cereales integrales y muchas hortalizas, sobre todo en raíces y tubérculos (nabo, patata, batata, zanahoria, etc.).

Convendrá además que, de preferencia, consumas verduras y hortalizas cocinadas frente a las crudas. Esto es así porque estas últimas contribuyen a reducir la temperatura corporal, con el consiguiente riesgo de volver a padecer de manos y pies fríos.

El ajo: tú aliado contra el frío

El ajo, además de poderse considerar un superalimento por la cantidad vitaminas y minerales que contiene, activa la circulación sanguínea. Esto es especialmente importante durante el invierno, cuando realizamos menos actividades en el exterior debido al frío y la falta de luz.

Esto hace que nuestra sangre circule peor y, si pasamos un tiempo sentados, la baja temperatura del suelo se colará en nuestro cuerpo y hará que se nos pongan las manos y los pies fríos.

El ajo tiene además propiedades antibióticas, algo que nos vendrá fenomenal ante la amenaza de las diferentes enfermedades del aparato respiratorio causadas por el frío. Lo ideal es que consumas por lo menos 3 dientes de ajo al día. Así que no dudes en usarlo con profusión en tus platos.

Si quieres tomarlo crudo, para aprovechar aún más sus propiedades, tienes la opción del ajo negro. Se trata de una variedad que se obtiene mediante la fermentación, que lo vuelve muy suave. Es ideal para tomarlo untado en pan.

El poder del agua

Aunque en invierno, con las bajas temperaturas no te entra sed tan a menudo como en el verano, es muy importante que bebas agua con frecuencia.

La falta de líquidos altera la consistencia de nuestra sangre, haciéndola más espesa. Por lo tanto, circula peor. Y ya sabemos que una mala circulación sanguínea es una de las principales causas de las manos y los pies fríos.

Por ello, hidrátate con frecuencia, incluso si no tienes la necesidad imperiosa de beber. Es importante destacar también que otras bebidas como refrescos, las bebidas alcohólicas, el café, té, etc. no son equivalentes al agua. Es más, en muchos casos pueden producir el efecto contrario, ya que te deshidratan.

Especias picantes para entrar en calor

Algunas especias picantes también ayudan a combatir manos y pies fríos. Activan nuestro sistema cardiovascular a la vez que producen una sensación interna de calor.

Seguramente lo habrás vivido si has comido en algún restaurante mexicano o hindú y, aun siendo invierno, has acabado teniéndote que quitar el jersey. Así que disfruta del chile, del curry, la mostaza o la pimienta, porque seguro que te harán entrar en calor.

Es importante, sin embargo, que consumas el picante con moderación. Si lo tomas en exceso, puede tener efectos deshidratadores, además de causar problemas de estómago o irritaciones intestinales.

También puedes optar por especias sólo ligeramente picantes, pero igualmente beneficiosas, como el jengibre o la cúrcuma.

Bebidas calientes

Si bien las bebidas calientes no son un remedio duradero para manos y pies fríos, sí pueden ayudarte mantener el calor corporal durante algún tiempo.

Las infusiones de hierbas y especias son una muy buena opción en este sentido. Una infusión de jengibre o de cúrcuma puede resultar muy reconfortante. El Yogi Tea que tenemos en nuestra tienda virtual puede ser una elección estupenda.

Tomar té o café también puede reconfortarte. Sólo recuerda consumir estos últimos con moderación, ya que el exceso de cafeína es perjudicial y además promueve la deshidratación.

¿Y el alcohol?

Seguro que has notado que tras unas copitas de vino o un vasito de licor comienzas a sentir calor. Es cierto que el alcohol en pequeñas dosis actúa como vasodilatador. Esto puede aumentar el riego sanguíneo durante un corto tiempo.

No obstante, las bebidas alcohólicas no producen realmente una elevación de nuestra temperatura corporal. Sólo alteran nuestra percepción de la temperatura exterior.

El exceso de alcohol además provoca deshidratación, lo que va a tener como consecuencia que la sangre circule peor. Una vez pasado el efecto inicial, normalmente tendrás una mayor sensación de frío.

Por ello, recurrir al alcohol para entrar en calor y para combatir manos y pies fríos no es una buena idea.

Frutas y verduras de temporada

La naturaleza es sabia y nos proporciona lo que necesitamos en cada estación del año. Por ello, convendrá que, siempre que sea posible, trates de de consumir frutas y verduras de temporada.

Por el contrario, te interesa reducir el consumo de vegetales tropicales o de invernadero, que no son propios de la estación y que harán que tu temperatura corporal descienda.

Siguiendo estos consejos, te asegurarás que los alimentos que consumes tienen las características idóneas para enfrentarte a las bajas temperaturas.

La naturaleza de los alimentos

El principio de las verduras y frutas de temporada mencionado anteriormente, también se puede encontrar en la base de muchas tradiciones nutricionales milenarias. Buenos ejemplos de ello son la medicina china o los principios ayurvédicos.

Ambas disciplinas clasifican los alimentos según su naturaleza, la cual puede ser cálida, refrescante o neutra (sin efecto en un sentido u otro). La clave está en equilibrar la temperatura de cada época del año con alimentos que la compensen.

En los meses fríos se deberá consumir más alimentos de naturaleza cálida, mientras que en el verano se prepararán sobre todo alimentos con características refrescantes. Los neutros se podrán tomar en cualquier época del año.

¿Y cuáles son los alimentos cálidos que pueden ayudarnos a luchar contra las bajas temperaturas y las manos y pies fríos?

Se recomiendan verduras y hortalizas como el puerro, la cebolla o cebolleta y la calabaza. También frutos secos, destacando los pistachos, las nueces o los piñones. Se aconseja además consumir especias como pimienta, canela, clavo, jengibre o mostaza.

Como habrás podido constatar, estas recomendaciones se asemejan bastante a lo que ya comentábamos en el apartado de las vitaminas y la alimentación de temporada.

Todo esto tiene su lógica, ya que las antiguas disciplinas asiáticas también buscan mantener el equilibrio natural, recomendando para cada estación una alimentación adecuada.

Hasta hace fechas recientes era la propia naturaleza la que dictaba lo que se podía cosechar y consumir en cada momento del año. Pero con la proliferación de los invernaderos y el comercio con el otro hemisferio donde las estaciones del año son diferentes, la oferta de productos se ha trastocado completamente.

Por ello, tenemos que ser nosotros los que restablezcamos este equilibrio con nuestros hábitos de consumo.

La alimentación energética

La tradición oriental no es la única que apuesta por la alimentación para regular nuestra temperatura y nuestra energía corporal. También lo hacen expertos en nutrición occidentales como Montse Bradford,que es pionera en la llamada alimentación energética.

Afirma, entre otras cosas, que cada alimento tiene su propia personalidad y puede ejercer distintos efectos sobre nuestro organismo.

Sostiene que existen una serie de alimentos llamados “moderados”, que son los que deberían componer el grueso de nuestra alimentación. Se incluyen en este grupo verduras, frutas, frutos secos, legumbres, cereales y el pescado.

Conclusiones finales: evitando las manos y pies fríos.

En resumidas cuentas, no es tan complicado llevar una alimentación adecuada contra el frío y para evitar la molestia de las manos y pies fríos.

Deberás consumir los alimentos adecuados, que principalmente serán frutas y verduras de temporada, alimentos ricos en vitaminas B y E, así como frutos secos, legumbres, semillas y cereales integrales.

Trata de preparar platos bien calentitos como guisos, pucheros, sopas o cremas. No te olvides de incorporarles una buena cantidad de ajo y algunas especias. Además, puedes terminar la comida con una infusión o un té caliente.

Recuerda beber mucha agua y moderar la ingesta de alcohol y cafeína.

Con todo esto, seguro que resistirás mejor las bajas temperaturas y ya no sufrirás tan a menudo de manos y pies fríos.